Es una exploración radiológica que consiste en estudiar el corazón tomando imágenes mediante un potente campo magnético. Para esta prueba el paciente debe introducir su cuerpo en un espacio reducido y colocar sobre el tórax del paciente un dispositivo llamado “antena” que tomará dichas imágenes. Para que la calidad de las imágenes tomadas sea óptima se solicitará que el paciente esté lo más quieto posible y que deje de respirar durante unos segundos para evitar que los movimiento del tórax durante la respiración estropeen la imagen. Es una técnica muy ruidosa por lo que se protegerá al paciente del ruido con unos auriculares a través de los cuales podremos comunicarnos con él. También es destacable que la resonancia magnética cardiaca es una técnica exenta de radiación (a diferencia del TAC).